
Después de pasar casi toda mi vida fuera por motivos laborales, cuando ya jubilado volví a Córdoba con tiempo y tranquilidad suficiente para dedicarme a pasear, me di cuenta de algo que quizá muchos cordobeses no sean conscientes: Córdoba es la ciudad de las mil y una fuentes.
Inmediatamente esas fuentes y sus conducciones ancestrales se convirtieron en el leitmotiv de muchos de mis paseos. Durante años recorrí calles y plazas y entré en palacios y hasta casas particulares para buscarlas y fotografiarlas.
Puedo asegurar que no son mil y una, es obviamente una licencia literaria, pero si que superan ampliamente el centenar; que las hay de origen romano, árabe, medieval, moderno y contemporáneo; que hay pequeños pilones para abastecimiento de la vecindad y auténticas obras de arte que no por ello dejan de cumplir esa función utilitaria, que cada una tiene su propia e interesante historia y que muchas comparten la peculiar característica de ser «fuentes viajeras», porque en Córdoba cuando una fuente ha estorbado no se ha destruido, en general y afortunadamente solo se la ha cambiado de sitio.
Esta entrada es una pequeña muestra de lo visto en aquellos paseos.
Las aguas de Córdoba.
Córdoba siempre ha sido una ciudad con abundancia de agua porque los romanos la situaron entre varios arroyos hoy desaparecidos, a excepción del de Pedroches que aún corre bajo el sólido puente que ellos construyeron.

Alguno de aquellos arroyos se usó también de elemento defensivo, como el del Moro que corría al pie de la muralla occidental desde la esquina de Ronda de los Tejares, por Avenida de la Victoria, Puerta de Almodóvar, calle Cairuán y bordeando San Basilio desembocaba en el Guadalquivir junto al Puente de San Rafael. Sobre su viejo cauce, a modo de foso, se ubican hoy los estanques que ornan los lienzos de muralla que aún se conservan.

Aunque la abundancia de agua en el subsuelo facilitaba el abastecimiento, era usual en las casas romanas recoger el agua de lluvia en cisternas, como la descubierta durante la urbanización de la Avenida de Vallellano, de la que se ignora si era rural o parte de un edificio y si tenía uso publico.

La conversión de Corduba en colonia patricia conllevó la construcción de numerosas termas y fuentes, según se ha comprobado en excavaciones como las de las calles Ramírez de las Casas Deza, Ambrosio de Morales o San Pablo, lo que obligó a la construcción de sendos acueductos para abastecerlas nominados: Aqua Augusta Vetus y Aqua Nova Domitiana Augusta, que traían el agua desde el Arroyo del Bejarano en Trassierra y el entorno del Arroyo Pedroches. De ambos puede verse algún trozo monumentalizado en la Avenida de la Arruzafilla y en la calle Pedroche.


Ninguna de aquellas fuentes perduró hasta nuestros días, pero varios de sus elementos se conservan en el Museo Arqueológico y la reproducción de una de ellas puede verse en la calle Pozo de Cueto.

Con la caída de Roma toda aquella infraestructura cayó en desuso pero tras la invasión árabe Qurtuba volvió a vivir siglos de esplendor y ello obligó a la construcción de qanawāt o galerías que, principalmente al pie de la sierra, penetraban en subsuelo y extraían el agua drenando la capa freática y a la reparación y reutilización de las viejas construcciones romanas, como el Aqua Vetus que abasteció a Medina Azahara o el acueducto hoy visible en parte en la Estación de Autobuses y cuya continuación ha estado a la vista durante años en un solar del Bulevar Hernán Ruiz esquina a Avenida de América, que llevaba el agua hasta la Mezquita Aljama, por lo que era conocido como «Aguas de la Fábrica de la Catedral».


Esa canalización junto con las conocidas como «Aguas de la Huerta del Alcázar», «Aguas de la Huerta del Rey» y algunas otras como la del Cañito Bazán, fueron construidas por los Omeyas con la única finalidad de dotar de agua a los centros religiosos y de poder: la mezquita, el alcázar, los baños o sus propias almunias, pero no para abastecer fuentes públicas, de cuya existencia apenas se tiene constancia de una, la Fuente de la Celosía, que aprovechaba el sobrante de los jardines del Alcázar.
Esas conducciones se mantuvieron hasta bien entrado el siglo XX y fueron fundamentales para el abastecimiento de Córdoba y pese a la urbanización de la falda de la sierra y que la construcción de la nueva estación y el soterramiento del ferrocarril significó la destrucción de muchas de ellas o su desvío a la red de alcantarillado, algunas siguen mil años después aportando agua a los estanques de la calle Cairuán.

y los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos.

Entretanto la población se abastecía mediante pozos, a veces compartidos por dos casas como el de la imagen, ubicados en los patios o lugares «más a mano», como aún puede verse en las antiguas casas visitables durante la Fiesta de los Patios, muchos de los cuales mantuvieron su utilidad hasta que, mediado el siglo XX, la red de agua potable alcanzó la totalidad de la población y la contaminación de la capa freática hizo desaconsejable su utilización.


Fuentes históricas
Con anterioridad al siglo XX la finalidad de las fuentes era generalmente proveer de agua a la población, por lo que muchas eran simples pilones con un pilar y un caño al que acudían los vecinos a llenar sus cántaros, pero otras además de cumplir esa función utilitaria fueron verdaderas obras de arte. Una característica común a muchas de ellas es que hoy se hallan en lugar distinto al de su primitiva ubicación, son las que he dado en llamar «fuentes viajeras».
Se conservan muchas de este periodo y estas son algunas de las más importantes:
La Fuenseca
Es el paradigma de las «fuentes viajeras». Su origen se remonta a 1495, estuvo situada en el centro la plazuela de la calle Juan Rufo, antes de su confluencia con Alfaros y su nombre proviene del escaso caudal que dejaba caer en un exiguo y bajo piloncillo hasta que su caudal fue aumentado en 1760, posteriormente, según una inscripción en su pilar, fue construida nuevamente y dotada de cuatro caños en 1808 en un lugar aún más bajo del que ocupaba originalmente. La fuente actual está adosada al muro de la que fue casa de la Marquesa de Mejorada y está coronada por una imagen de San Rafael.
Hasta su conexión a la red de agua potable estuvo surtida por un pozo del interior del Convento de las Dueñas, situado entre las calles Carbonell y Morand, Cuesta del Bailío y Alfaros.

Fuente del Potro
Esta fuente data de 1577 siendo Corregidor Garci Suarez de Carvajal y tomó su nombre del mesón allí existente desde 1435, citado por Cervantes en sus obras y del mercado de ganado que se celebraba en aquella zona.
Su pilón es octogonal y en su centro una columna disminuida al capitel soporta una taza circular con una piña central con cuatro caños y coronada por la figura de un potro alzado de manos que sostiene el escudo de armas de Córdoba. Por la altura a que se sitúan los caños era habitual usar cañas con los nudos horadados, a modo de tubo, para llenar los cántaros.

Fuente de la calle San Fernando
A mitad de la calle, adosada al muro izquierdo, esta fuente de dos caños estuvo alimentada antiguamente por el venero de Santo Domingo de Silos. Fue un abrevadero hasta 1796 cuando el Corregidor Eguiluz la dotó de un pilón de mármol, obra que costó cinco mil reales. M.A. Orti Belmonte escribe en su «Córdoba Monumental…» que el pilón “fue sustituido hace unos años por una taza barroca de mármol azul procedente del patio del viejo Ayuntamiento” y sobre ella una inscripción reza:
INTRANSITE REGIS CAROLI IV CUM REGALI FAMA ANNO 1796.
Pena de cuatro ducados al que ate bestias o aga daño a esta fuente
Originalmente se abastecía por uno de los ramales del venero de Santo Domingo de Silos, que a su vez se subdividía en dos en el «arca del agua» de la misma calle, algo más arriba.

Fuente de la Plaza del Vizconde de Miranda
En el Barrio de San Pedro, ante la fachada del Palacio de los Rios o del Vizconde de Miranda se encuentra esta fuente considerada la primera erigida en Córdoba con carácter artístico, con un gran pilón rectangular con ensanches semicirculares en ambos lados y pilastras en sus extremos rematadas por chapiteles herrerianos.
Miguel Ángel Orti Belmonte la data en el siglo XVII en “Córdoba monumental…”, y su primitivo emplazamiento fue la Corredera, por lo que es una de las “fuentes viajeras” y cabe la posibilidad de que fuese reformada después del traslado a este lugar.

Fuente del Triunfo
Esta fuente circular con pilón de bordes muy bajos y en su centro la figura de un pez cabalgado por un niño surgiendo de sus aguas se encuentra en el espacio abalconado sobre el Guadalquivir y el Puente Romano donde se ubica el Triunfo de San Rafael, junto a la Mezquita. Fue diseñada por el escultor francés Luis Verdiguier en 1765 como parte del conjunto. Es un precioso ejemplo de fuente puramente ornamental cuya agua provenía de la conducción conocida como Aguas de la Fábrica de la Catedral.

Fuente del Campo Madre de Dios
Esta fuente del siglo XVIII y estilo barroco, considerada por Ramírez de Arellano «la mejor, sin duda, de toda Córdoba», fue trasladada en 1959 al lugar que ocupa hoy en el pequeño jardín de lo que fue la Puerta de Baeza.
Está constituida por un amplio pilón rectangular con los vértices cortados en semicírculo y un pilar en cada extremo rematados por pináculos de aire oriental. En el centro un pedestal con cuatro caños vierte agua en una taza que a su vez la deja caer al gran pilón conjuntamente con los caños situados en cada uno de los pilares.

Fuente de la Piedra Escrita
En la confluencia de las calles Moriscos y Costanilla, haciendo esquina con la calle Cárcamo está una de las fuentes más artísticas de la ciudad cuya forma recuerda un retablo barroco porque de sus esquinas arrancan unos estípites que sostienen el arco quebrado y el frontón que los remata con un gran escudo de Córdoba. Los caños situados en la boca de dos pequeños leones, el de la izquierda remodelado y repuesto en 1982, dejan caer el agua en un pilón de piedra azul.
Sobre el origen de su nombre existen dos versiones, una que se debe a la inscripción que recuerda su construcción en 1724 por el Corregidor Vega y Zúñiga y la otra, mantenida por Ramírez de Arellano, que proviene de una piedra de origen y texto romano que tuvo sobre el arco.
Estuvo alimentada por aguas procedentes del llamado «Cerro de las Ollerías», actual zona entre las calles Eugenio D’Ors y Héroes de Chernobil.

Fuente de Padres de Gracia
Construida en 1780 para el Paseo de San Antón, frente a Puerta Nueva, permaneció allí hasta que en 1950 «viajó» a su actual ubicación. Es de estilo barroco dieciochesco con influencias orientales o incaicas a juzgar por los pináculos escalonados e irregulares que rematan sus tres grandes pilares. Un escudo de Córdoba en relieve adorna el basamento central y bajo él una inscripción asegura que fue construida durante el gobierno de Don Joseph de las Infantas.
A juicio de Orti Belmonte era «la más artística de cuantas existían en Córdoba» en oposición a la del Campo Madre de Dios, con la que guarda cierto parecido y que según Ramírez de Arellano era «la mejor sin duda».

Otras fuentes anteriores al siglo XX
Repartidas por la ciudad hay decenas de fuentes de menor calidad artística pero de carácter mucho más utilitario, sirvan de pequeña muestra estas de las plazas de la Paja, réplica de la original que previamente estuvo en la Plaza del Socorro; San Rafael; Campo de la Verdad en su origen situada frente a la iglesia y abastecida por «Aguas de la Fabrica de la Catedral» o la Magdalena, también réplica de la original, anteriormente Fuente de la Salud.




Fuentes de la Mezquita
La Mezquita es un entorno históricamente muy relacionado con el agua en Córdoba, ya que fue destino de una de las conducciones más antiguas y en la actualidad mantiene hasta siete fuentes, cinco en el interior del Patio de los Naranjos y dos adosadas a sus muros.
Fuente de Santa María

Esta fuente, más conocida como «la del Caño del Olivo», que destaca el centro del Patio de los Naranjos es de estilo barroco con pilón rectangular, un surtidor en el centro y un pilar con un caño en cada uno de sus ángulos, junto a uno de los cuales está el olivo milenario que le da sobrenombre. Fue construida en la segunda mitad del siglo XVII.
Fuente del Cinamomo

También en el interior del Patio de los Naranjos, en su lado sur, se encuentra la conocida como Fuente del Cinamomo, construida en 1752, con pilón de mármol gris y un pilar rematado por una cornisa y un pequeño y artístico pináculo.
Los surtidores

Existen además tres surtidores, uno en cada uno de los cuadros en que se divide el Patio: el de la Audiencia al oeste, el del Centro y el del Frente al Sagrario al este. Bajo el paseo que separa estos dos últimos cuadros existe un gran aljibe subterráneo construido en el siglo X cuyo acceso puede verse cubierto por una pequeña losa de mármol.
El Arca del Agua

Saliendo por la Puerta del Perdón, bajo la torre, mirando hacia la izquierda se puede ver adosada a la muralla el Arca del Agua, punto al que llegaba la conducción de «Aguas de la Fabrica de la Catedral» o «Aguas del Cabildo» ya citada y desde allí se distribuía a distintos puntos con diferentes caudales.
Fuentes del Caño Gordo y Santa Catalina


Caminando hacia la derecha encontramos las dos fuentes exteriores con las que el Cabildo estaba obligado a proveer al vecindario como responsable de las Aguas de la Fábrica de la Catedral, según se cita en «Noticias de aguas de Córdoba en 1834».
Al pie del altar de la Virgen de los Faroles la llamada del Caño Gordo, con pilón bajo de mármol negro y un grueso caño de bronce al que debe su nombre y a la vuelta de la esquina, junto a la puerta del mismo nombre, la de Santa Catalina o del Mocosillo, del siglo XVIII, algo deteriorada por la erosión, con un amplio pilón-abrevadero rematado por una artística hornacina hoy vacía.
Fuentes del Alcázar de los Reyes Cristianos
El Alcázar lo comenzó a construir Alfonso XI en 1328 y durante sus ocho siglos de historia ha tenido diversos usos, incluso fue cárcel, hasta que en 1951 fue rescatado por el Ayuntamiento y restaurado como conjunto histórico-monumental.
En sus amplios y bien cuidados jardines destacan un par de albercas que reciben el agua de ancestrales acueductos, como se ya se ha dicho y cinco grandes estanques rodeados de flores que hacen las delicias de los visitantes.

En el patio interior dos pequeñas fuentes de mármol blanco vierten agua en sendos estanques y varias fuentes más en las zonas sombreadas de los jardines invitan a descansar escuchando el sonido del agua y el canto de los pájaros. Al final de los grandes estanques, sobre restos de una construcción romana y con fondo de un mosaico creado al efecto, la llamada «Fuente del Plátano» proyectada por José Rebollo en 1956 recuerda que, según el poeta Marcial cuyas estrofas está esculpidas en el frontal, Julio Cesar plantó un plátano de indias durante su estancia en Córdoba.



Una última fuente-abrevadero situada a extramuros, a orillas del Guadalquivir, recoge finalmente el sobrante de esas aguas del Alcazar llegadas desde la relativamente lejana Sierra Morena.

Fuentes de los parques y jardines
Es raro en Córdoba encontrar un jardín que no tenga al menos un surtidor donde calmar la sed, pero muchos de ellos tienen una o varias fuentes como podemos ver a continuación.
Jardines de la Agricultura
También conocidos como Jardines de los Patos datan de la segunda mitad del siglo XIX y tuvieron al menos siete estanques o fuentes, una de ellas junto a la antigua biblioteca también desaparecida y otra cerca del palomar. Hoy sólo se conservan tres.

Fuente de la Agricultura
Construida entre 1851 y 1868 por José María de Montis tuvo en su centro una taza de mármol blanco decorada con gallones que en 1964 fue sustituida por un grupo escultórico de bronce. La taza fue posteriormente reutilizada en una nueva fuente en la calle Fernando IV.



Estanque de los Patos
Obra también de José María de Montis a finales del siglo XIX, este estanque circular es el lugar más visitado por el público infantil. ¿Que cordobés no ha ido de pequeño a ver los patos y echarle de comer a las palomas?

Estanque de los Lirios
Situado en el cruce de dos paseos en la zona norte no figura en los planos hasta 1926, por lo que posiblemente fue construido a principios del siglo XX. Su única ornamentación son unos macizos de lirios.

Jardines del Campo de la Merced
Una gran fuente de estilo modernista, con pilón circular y un pedestal con dos valvas superpuestas sobre las que cae el agua de un surtidor central adornan estos jardines. La idea de construirla data de 1835, siendo alcalde el Conde de Torres Cabrera, incluso se iniciaron las obras de cimentación pero lo cierto es que se construyó entre 1920-1925 según proyecto del arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría y fue realizada en hormigón por el escultor Rafael del Rosal.

En el exterior de los jardines, muy próximas entre sí, otras dos fuentes completan el adorno de la Plaza de Colón, una de ellas con un grupo escultórico de José Manuel Belmonte en homenaje a la mujer cordobesa.


Parque de Juan Carlos I y jardines de «la Veterinaria»
En este parque situado a espaldas de la antigua Facultad de Veterinaria, ahora Rectorado de la Universidad, así como en los propios jardines de la edificio el agua es protagonista destacada de varios de sus espacios.



Paseo de la Fuensanta
Esta artística del final de la Avda. de Ntra. Sra. de la Fuensanta podría pasar por una fuente más, si no fuese por esas figuras de niños sentados en sus bordes y el detalle de que el elemento del surtidor es igual, diríase que el mismo, que el de la primera gran fuente ornamental construida en Córdoba en tiempos modernos y hoy ya casi olvidada, que estaba situada en la confluencia de Ronda de los Tejares con Paseo de la Victoria.




Otras fuentes en otros parques y jardines
Hay muchas más fuentes en muchos más jardines pero sería extenderse demasiado enumerarlas todas, por lo que termino este apartado con estos estanques del Jardín de los Poetas, en el interior de la muralla almorávide del Marrubial, la fuente de estilo modernista de la primera década del siglo XX en el Paseo de la Victoria y la diminuta y estilizada fuente junto a la Puerta de Almodóvar que es cabecera de todos los estanques de la calle Cairuán.




Fuentes de avenidas, calles y callejas
En Córdoba es normal encontrar fuentes en algunas avenidas, en muchas calles y en muchísimas callejas. Estas son algunas de ellas.
Avenidas de Al-Nasir y de la Libertad
Más conocidas por los cordobeses como «El Vial Norte», fueron construidas a raíz del soterramiento del ferrocarril y están dotadas de una gran cantidad de fuentes que mitigan el calor acumulado en el exceso de cemento que resultó obligado por situarse sobre el túnel ferroviario.




En relación con estas fuentes, gracias a Google Earth he descubierto que entre 2011 y 2017 fueron eliminados dos estanques en los jardines situados entre la Avda. del Gran Capitán y la Gta. de Llanos del Pretorio. Esta es la prueba de ello, son los marcados con «chincheta» negra.



Avenida de Vallellano
Esta gran avenida también cuenta con tres grandes fuentes y tuvo otras tres menores, las de «Los chorritos» y «Las tres columnas» que desaparecieron con la remodelación de sus jardines. Hoy sólo quedan una en su cabecera y dos grandes estanques ante los edificios de la Subdelegación del Gobierno y el conocido como «los ministerios»



Cuesta del Bailío
Es el mejor ejemplo de fuente en una calle cordobesa. Pese a su aspecto es relativamente reciente ya que data de 1944, cuando el arquitecto municipal Victor Escribano Ucelay, recondujo un antiguo abastecimiento de agua hasta este lugar de bifurcación de las escaleras que sustituyeron a la «cuesta» que le da nombre e ideó esa estructura de pilón de granito negro pulido y estilo neobarroco que hoy vemos y ha convertido este lugar en uno de los más bellos y fotografiados de Córdoba.

Otras fuentes en calles
Otras muchas calles, alguna con pretensión de avenida, están igualmente adornadas por grandes fuentes. Sirvan como ejemplo estas de la Avda. de los Almogávares, calle Escultor Fernández Márquez o Cuesta del Rincón.



Fuentes en callejas
En las calles más estrechas y hasta en las más reviradas callejas pueden encontrarse pequeñas fuentes ornamentales o utilitarias como esta de la calle Abejar…

o las de las callejas del Pañuelo, la Luna o Torre de San Andrés.



Fuentes en plazas y plazuelas
Igual que sucede con las calles también muchas plazas y plazuelas tienen también su fuente, algunas son recuerdo de cuando había que ir a buscar el agua y otras como motivo ornamental.
Las Tendillas
Esta plaza, «la del caballo», es sin duda la más conocida. En los calurosos días de verano sus fuentes son aprovechadas por los pequeños para remojarse en los surtidores que manan del suelo y los mayores se solazan al caer la noche sentados en el borde de la fuente central.



Plaza de San Andrés
Es en esas pequeñas plazuelas, ajardinadas o no, que jalonan la geografía urbana cordobesa donde más resalta una fuente, como esta con el fondo de la casa señorial renacentista del siglo XVI, que merece mención especial por su antigüedad e historia ya que data de 1664 y fue trasladada desde la Plaza del Salvador en 1863 siendo alcalde D. Carlos Ramírez de Arellano…

o estas otras de las plazuelas de Las Flores, Doblas, Lagunilla, Regina, Capuchinas, Alhóndiga, Almagra, Cardenal Toledo o la Magdalena.









Fuentes de palacios, casas y otros edificios
Era normal que las grandes casas palacios tuviesen en sus patios una o más fuentes y algunos aún las mantienen, es más, esta costumbre ha permanecido cuando en época reciente muchos de esos palacios se han reconvertido en «urbanizaciones» de apartamentos cuyo acceso generalmente está restringido a los vecinos.
Palacio de Viana
Este edificio, quizá el más representativo de este tipo de construcciones que aún se conserva en estado casi original y que merece una visita, contiene en sus doce patios varias fuentes, entre ellas esta de su patio de entrada.

Palacio Episcopal
El patio porticado y empedrado de este palacio, ahora Museo Diocesano, situado frente a la Mezquita se adorna con una fuente de pilón octogonal y pedestal central que soporta una taza sobre la que mana un surtidor. Muy cerca de ella parece «pastar» el elefante original que da nombre a la fuente próxima al barrio cordobés de Trassierra.

Palacio de La Merced.
Al oeste del Campo de la Merced, este palacio de fachada barroca y portada churrigueresca, fue convento mercedario fundado en 1292, pero el edificio actual es del siglo XVIII ya que las obras comenzaron en 1718 y concluyeron en 1743. Tiene varios patios y fuentes, pero entre ellos destaca el de entrada con sus 64 columnas de mármol blanco y una bella fuente central .

Residencial Santa Ana.
Esta «urbanización» de la calle Ángel de Saaevedra es un buen ejemplo de lo anteriormente dicho. Culmina en un amplio patio con un precioso estanque al que se llega a través de otros patios menores también adornados con fuentes.



Otras casas con fuentes
Son muchas las casas con fuentes en sus patios interiores, como ejemplo valgan estas imágenes de la la Casa de la Calle Cabezas, la Casa Góngora o el patio de las viviendas construidas en la que fuera Casa del Indiano.



Fuente del Claustro de San Francisco
Esta fuente situada en el ángulo de los lienzos conservados del claustro de San Francisco merece mención especial, no por su originalidad ni antigüedad ya que fue construida en 1983 en los talleres de García Rueda, según proyecto de José María Carrere y José Rebollo, que copiaba una anterior existente en el mismo lugar según el grabado realizado por F. J. Parcerisa en el siglo XIX.

Su excepcionalidad consiste en que sus aguas provienen del antiguo venero de Santo Domingo de Silos, situado bajo la iglesia más conocida como «de la Compañía», que según Ramírez de Arellano en sus «Paseos por Córdoba» surtía, entre otras, las fuentes de la calle San Fernando y la plaza de San Andrés ya citadas. En 1972, durante unas obras en la calle San Fernando se descubrió el «arca de agua» de uno de sus dos ramales y desde allí, aprovechando antiguas conducciones de las calles Maese Luis y San Pedro el Real se construyó la canalización que alimenta esta fuente.

Fuentes de los barrios
No sólo el centro o el casco histórico está poblado de fuentes, también los barrios tienen las suyas. muchas de las cuales nada tienen que envidiar a las hasta ahora mencionadas. Estas son muchas de ellas.






*Las imágenes que ilustran esta entrada fueron obtenidas en mis paseos realizados entre 2004 y 2021.
** Las fotos históricas han sido encontradas en Internet, desconociendo su autor, salvo en las que se expresa en la propia imagen.
Bibliografía sobre este tema
- Las Fuentes de Córdoba
- EL ABASTECIMIENTO DE AGUA A CÓRDOBA. ARQUEOLOGÍA E HISTORIA – Tesis doctoral de Guadalupe Pizarro Berengena.